07 de Junio de 2015
ETAPA 9
MELIDE - SANTIAGO DE COMPOSTELA
55,50 Km.
Un ganador es un soñador que nunca se dio por vencido
Llevo mucho tiempo despierto cuando a las 6:00 horas suenan los despertadores. He dormido muy poco. Mi subconsciente está intranquilo, no para de ofrecerme recuerdos de todas las etapas realizadas hasta el momento. Pero no puedo quitarme la imagen de Santiago. Es mi objetivo, mi reto. El sueño que he llevado durante muchos años. Voy a ser capaz de cubrir una distancia de casi 800 km y entrar en la Plaza del Obradoiro. ¡¡¿Quien puede dormir con todo ésto en la cabeza?!!
Los dos matrimonios italianos que han compartido habitación con
nosotros se levantan a la vez. Así es más fácil recoger todo el equipaje; aunque
a estas alturas del Camino, lo hacemos de forma mecánica.
Con fuerte desayuno nos despedimos del Albergue San Antón, Melide.
Salimos junto con los dos ciclistas italianos y conocemos en la puerta a un ex atleta paraolímpico que montado en su bicicleta nos comenta que pertenece a
una fundación que mantiene el Camino en las inmediaciones de Melide. Además,
nos previene de los puntos mas problemáticos o exigentes a la salida del
pueblo.
LA RUTA:
Iniciamos nuestra última etapa. Estoy nervioso, impaciente y algo
apenado por saber que este viaje está a punto de finalizar. Pero, por otro
lado, me noto eufórico e ilusionado porque voy a entrar en la Plaza del
Obradoiro.
Estas sensaciones contradictorias son contagiosas. Quizás por eso,
nos tomamos esta etapa con mucha calma. Queremos disfrutar al máximo de todo lo
que nos ofrezca la llegada a Santiago.
Para empezar, salimos del pueblo entrando en un frondoso y sombrío
bosque. Allí nos encontramos a un curioso personaje que ya vimos en la puerta
del supermercado de Melide pidiendo limosna. Va vestido de Templario y está
haciendo el Camino. Según él, viene de Sevilla y ha pasado la noche en el
bosque. Un fenómeno.
Si bonitos son los parajes por los que pedaleamos ayer, los de hoy
son un auténtico espectáculo. Siguen los toboganes, es un constante sube y baja
por caminos cerrados por la frondosidad de los árboles. El olor a eucalipto
empieza a acompañarnos. Las bajadas, siendo divertidas y rápidas, entrañan su
riesgo por la cantidad de peregrinos a los que debemos adelantar. Estos caminos
son denominados como corredoiras. Son estrechos caminos que discurren dentro de
frondosos y cerrados bosque. Antiguamente eran las rutas que unían las aldeas.
Pedaleando por ellos tienes la sensación de estar dentro de un “tubo” verde con
un fuerte aroma a eucalipto.
Sin darnos cuenta se nos echa la hora del segundo desayuno. Es mejor
llegar a Santiago sin hambre para disfrutar con calma del esperado momento. Nos
faltan solo 21 kilómetros. ¡¡Se nos acaba nuestro Camino!!. Nos tomamos nuestro
tiempo con un buen bocadillo y esa bebida energética que nos da fuerzas para
superar las cuestas gallegas.
Con calma, reanudamos nuestra marcha. Es una sensación
contradictoria, cada pedalada nos acerca a nuestro destino, pero va
desapareciendo nuestra aventura. Seguimos tomando el recorrido con calma.
Muchos peregrinos caminan por las corredoiras gallegas. Tenemos que descender con
cuidado puesto que el terreno es muy irregular. Los timbres cumplen con su
misión, aunque algún peregrino llega a asustarse.
Llegamos así hasta un punto donde nos abastecemos de agua. No
desaprovechamos una fuente. Renovamos los bidones y continuamos nuestra marcha.
Imagen curiosa |
Con los cuerpos frescos, seguimos pedaleando, saboreando cada
cuesta, cada bajada, disfrutando de los últimos kilómetros. ¡Que tristeza y que
alegría! ¡Que locura de contradicciones!
Sin darnos cuenta, llegamos a la localidad de Lavacoya. Estamos
junto al aeropuerto de Santiago. Hay que seguir, hay que acabar y hay que
disfrutar del momento tan esperado.
Lavacoya |
Una fuerte ascensión nos prepara para la última subida de nuestro Camino. Emprendemos el ascenso al Monte do Gozo. Es el último esfuerzo. La alegría y las ganas de fotografiarlo todo es común. Seguimos disfrutando del momento. Muchos peregrinos se detienen en este lugar. No tenemos prisa.
Hay que seguir. No queda más remedio. Todo mtiene un final, y el
nuestro está a punto de llegar. Nos dejamos caer. Entramos en el caso urbano
antes de lo que queríamos. Tras pasar una rotonda sobre una autovía, un gran
cartel nos comunica que ya estamos en Santiago de Compostela.
Nos demoramos un rato. Todo peregrino que va llegando se
fotografía junto al cartel. Es un buen recuerdo. Pero el mejor está por llegar.
Seguimos rodando con sentido al centro de la ciudad. Antes de coger el desvío
hacia el casco antiguo, les comento a Javi, Pedro y Paco que sigan ellos solos.
Que vivan su momento. Yo voy a acercarme a la estación de autobuses para coger
billete y asegurarme el regreso a casa. Posteriormente, iré a la Plaza y viviré
mi momento.
Con el billete comprado, vuelvo a tomar el trazado del Camino y me
dirijo a la Catedral. La afluencia de peregrinos, andando y en bicicleta, junto
con los turistas, es notoria. Hoy es domingo, es festivo, y los aledaños a la
plaza están muy concurridos.
Por fin entro en la Plaza del Obradoiro. Quiero llegar al centro.
Me detengo frente a la Catedral. Pongo los pies en el suelo, y las rodillas se
me doblan. No controlo la emoción. ¡¡He conseguido llegar a Santiago!!.
Soy consciente de que mi Camino ha terminado, de que ya no tengo
que planificar la etapa del día siguiente, de que ya no tengo que subir
cuestas, de que ya no desearé “un buen camino” a los peregrinos que me vaya
cruzando. Ya no importa los kilómetros que llevo hechos, ni los 55,50 de la etapa de hoy. Acabo de culminar mi sueño. He conseguido cumplir el reto que me
propuse.
Este momento me supera. Se me acerca Javi y nos damos un abrazo, después Pedro, Paco ...
Estas sensaciones se generalizan en todos los que llegamos a la Plaza. La
alegría nos desborda. Es el momento más deseado de todo el Camino.
Decidimos cumplir con una de las tradiciones. Nuestro pequeño y
deseado deseo. Vamos a presentar nuestras credenciales selladas y a conseguir “La
Compostela”, nuestro trofeo.
Antes de seguir disfrutando de la Plaza, antes de visitar al Santo,
optamos por buscar un lugar para comer. Algo difícil llevando las bicicletas,
pero conseguimos encontrarlo. Es una comida placentera, no ya por la calidad,
sino porque nuestros cuerpos empiezan a relajarse y disfrutamos de este
fantástico momento.
La alegría se palpa. Las conversaciones con cualquiera que se
acerca se repite. Muchos son los recién llegados, caminantes, ciclistas,
turistas que sienten curiosidad, etc. Y llega el momento cómico del día. El momento
en el que Paco, Javi y Pedro lo dan todo, sacan su vena artística y deleitan al
público con un concierto improvisado.
Se nos echa la tarde encima. Avisamos al albergue de que hemos
llegado y de que nos retrasaremos bastante. Hoy no tenemos prisa. Toca volver a
la Plaza y me quedo en el centro guardando las cuatro bicicletas mientras que
el trío de Villarreal visita la Catedral. Pero antes, otra sorpresa. Aparece en
la Plaza el peregrino Templario que conocimos en Melide. Se sabe buscar la
vida. Los últimos treinta kilómetros los ha hecho en coche. Mañana seguirá para
Fisterra.
Aprovecho para observar a los peregrinos que van llegando. Mismo
ritual, mismos sentimientos desbordados. Mismas caras de felicidad. Besos,
risas, lágrimas. Éste es el regalo que el Camino te ofrece a tu llegada a
Santiago.
Salen mis compañeros de la Catedral y entro a verla. Aunque ya la
conozco, paso a su interior y se está celebrando una misa. No hay personas
esperando para subir junto a la imagen de Santiago. Aprovecho, subo y me
fotografío. Es otra de las tradiciones del Camino, el abrazo al Santo.
Tras intentar solucionar el viaje de vuelta a Villarreal, Pedro,
Paco y Javi desisten y lo dejan para el día siguiente. La opción de Renfe no es
viable. He aprovechado para llevarme otras dos fotos de recuerdo.
Mientras tanto, aparecen dos ciclistas andando y uno de ellos con la cadena
de su bici en la mano. Llevan andando bastante tiempo. Me cuesta creer que
algunas personas se atrevan a realizar el Camino de Santiago con mínimas o
nulas nociones de mecánica. Última colaboración en mi camino. Les arreglo la
cadena y les facilitamos el contacto del albergue para que puedan dormir.
Después de cumplir con las tradiciones del final del Camino, nos
vamos al Albergue Acuario. Tras una buena ducha nos vamos a cenar. Se nos ha
hecho tarde. El día va muy deprisa.
Después de un poco de picoteo nos damos un paseo hasta el casco
antiguo. Ya es tarde, no quedan peregrinos ni turistas. La ciudad está en
calma. Una copa en un tranquilo local y vuelta al albergue. Así acaba este
impresionante e inolvidable día. Así termina mi camino..
El resto es una corta noche; es la despedida de tres estupendas
personas con las que he tenido el privilegio y el enorme placer de compartir
las dos últimas etapas de esta maravillosa aventura. Por eso, dejo aquí su
última foto tras su regreso a casa. Lo hicieron en coche.
Y yo, después de un desayuno solitario, tomo un autobús que me
devuelve a casa, que me lleva a ver a mi familia y a volver a vivir esa rutina
diaria con el recuerdo incrustado en mi cabeza de haber vivido, de haber
sufrido, de haber disfrutado de este increíble camino. MI CAMINO.
FACEBOOK:
“LO CONSEGUÍ”
Que fácil y sencillo es escribir cuando todo ya ha pasado. Cuando
estás regresando en el autocar para volver a tu casa, cenar con tu familia y
dormir en tu cama.
Ayer fue un día muy especial; quizás, fue el día más intenso, el más emocionante. El día en el que la bicicleta está desbocada. El día que estás deseando llegar; pero a la vez, quieres que esta maravillosa aventura no acabe.
Ayer fue un día muy especial; quizás, fue el día más intenso, el más emocionante. El día en el que la bicicleta está desbocada. El día que estás deseando llegar; pero a la vez, quieres que esta maravillosa aventura no acabe.
Ayer fue EL DÍA.
Y se notaba desde primera hora de la mañana. No estuve solo. Volví a disfrutar de la compañía de tres grandes personas. Y los problemas para conciliar el sueño la noche previa eran comunes. Al igual que lo eran los nervios por empezar a pedalear, o los ojos que se nos encharcaron a todos cuando a falta de 21 km paramos a desayunar y abrimos los teléfonos.
Fue un día en donde seguimos disfrutando de los paisajes (y las continuas cuestas) de Galicia. El día en donde los peregrinos caminando eran una marea.
Cuando rodábamos por esos cerrados bosques de eucaliptos, sabíamos que cada pedalada era una menos para llegar, pero una más para el recuerdo.
Y así, llegamos al Monte do Gozo. La última subida del Camino. El resto fue entrar en Santiago. Y fuimos los protagonistas del momento estelar de todo este viaje. De ese momento que estas esperando y que culmina tu aventura, tu reto. El momento en el que termina TU CAMINO.
Da igual la edad, sexo, nacionalidad, etc., pero cuando entras en la Plaza del Obradoiro tu cuerpo se relaja y explota de emoción. Necesitas poner los pies en el suelo y dejarte llevar. Todo son felicitaciones y lágrimas. El gran número de ciclistas que nos reunimos en el centro de la plaza acabamos tirados en el suelo. La alegría se respiraba. Tan solo tenías que mirar las caras de los peregrinos, tras haber comprobado en tu cuerpo lo que supone hacer el Camino, para saber lo que pensaban y sentían.
Dos cosas quedaban pendientes por hacer. Recoger tu "Compostela" como documento acreditativo de haber realizado el Camino; y, abrazar al Santo en la Catedral.
El resto, fue una fiesta. De comidas, de cenas, de celebraciones. De acostarte tarde y solo tener tiempo para colgar una foto y decir que "lo conseguí".
Ha sido un viaje de 780 km realizados en 9 días. Esto se traduce que para hacerlo hay que estar más de 54 horas seguidas pedaleando. Un gran reto.
Vengo diciendo que el Camino te da, y el Camino te quita. A mí me ha quitado incertidumbre por lo desconocido y la pereza por el gran esfuerzo que supone hacerlo. Pero me ha dado mucho. Me ha dado confianza, capacidad de sacrificio y de superación, Me ha regalado paisajes inolvidables y la posibilidad de conocer a grandes personas.
Me siento afortunado porque sé que vuelvo a casa con "más cosas" que las que traje. Pero MI CAMINO ha terminado.
Quise hacer uso de este medio para que mis chicas fueran sabiendo algo más de mí. Pero he de reconocer que, la trascendencia de lo que contaba, me ha desbordado; y junto a la avalancha de entradas en otro grupo de ciclistas, me han servido para sentirme más arropado y más animado.
Cariño que he recibido por parte de amigos, compañeros y
familiares. Pero en especial doy las gracias a mi mujer y mis hijas por todo el
amor, comprensión y fuerza que me han dado para poder cumplir mi sueño.
GRACIAS, Y BUEN CAMINO A TODOS.
FACEBOOK: La familia también escribe
TU FAMILIA TE QUIERE
RETO CUMPLIDO!
Con tu esfuerzo y constancia que te caracterizan, y toda la ilusión que has puesto en ello, has conseguido tu sueño. Hoy por fin llegas a tu gran meta: SANTIAGO SOBRE RUEDAS. Has dejado que el camino te sorprendiera, a la vez que disfrutabas de cada kilómetro conseguido, y con ello has hecho que lo vivamos contigo todos estos días, hemos ido pedaleando contigo y nos has demostrado que los sueños y los objetivos de cada uno, si se persiguen se cumplen.
Eres nuestro peregrino favorito, tus chicas están muy orgullosas de ti. Te queremos (incluida la perra) muchísimo. Madrid te espera campeón!
FACEBOOK: GRUPO BICIGRINOS
Hoy es el día mas especial de todo el Camino. Hoy es el día que te
levantad habiendo dormido muy poco. Es el día en el que quieres disfrutar de
los últimos kilómetros, pero te apena llegar porque ya se acaba esta
maravillosa aventura.
Hoy la etapa ha sido MELIDE-SANTIAGO, con 54 km.
Muy parecida a la de ayer en cuanto a su perfil. Un autentico rompepiernas. Grandes bajadas y constantes subidas. Me llevo un buen recuerdo de los últimos 20 km de entrada a Santiago.
Pero los que lo habéis vivido, sabréis que el momento mas especial es la entrada a la Pza del Obradoiro. Ahí te descompones, se descontrolan tus emociones y se ge aflojan as piernas. Dejas tu bici, te tiras al suelo y sabes que ya lo has conseguido.
He llegado un domingo. Y por recomendación de un experto amigo, antes de llegar al Obradoiro, pasé por la estación del bus y me aseguré el billete de vuelta a mi casa. Mañana estaré con mi familia, pero puedo decir que el Camino ya forma parte de mí.
Cuando tenga tiempo comentaré otras cuestiones con más calma.
Como despedida, os dejo una sola foto. La mas representativa. Un saludo a todos los que habéis hecho algún comentario. Siempre ayudan y enseñan. MI Camino ha acabado. ¡¡¡Qué forma de disfrutar!!!
DATOS DE LA ETAPA
Total kilómetros: 55,50
Tiempo total invertido: 6 h 37' 51''
Tiempo en movimiento: 4 h 22' 57''
Tiempo detenido: 2 h 14' 54
Velocidad media en movimiento: 12,70 km/h
Velocidad máxima: 44 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 1052 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 1269 m.
Altitud máxima:481 m.
Altitud mínima: 263 m.
PERFIL ALTIMÉTRICO
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