CONCLUSIONES
El Camino ya acabó. Todo ha
vuelto a la normalidad. La rutina diaria vuelve a invadir tu vida pero el
recuerdo de lo vivido difícilmente te abandona. Muchos días han pasado de mi
llegada a Santiago, aunque no he dejado de pensar en esta maravillosa aventura.
Además, la creación de este blog no me ha permitido desconectar de la vida
peregrina; sino, todo lo contrario, he tenido la sensación de volver a realizar
el Camino.
Después de haber vivido muy
intensamente esta experiencia, quiero comentar algunos aspectos sobre temas puntuales.
La tranquilidad de plantearlos después de haber finalizado el recorrido me da
un punto de objetividad que, quizás, pueda servir a otras personas.
Vuelvo a recordar que nunca
antes había realizado dos salidas en bicicleta consecutivas. Nunca he
practicado el cicloturismo. El camino que he realizado ha sido mi primera
experiencia; y como tal, así la he contado y con los criterios de un primerizo
voy a comentar algunos puntos que considero importantes.
EL CAMINO:
El Camino de Santiago no es
una ruta ciclista. Aunque pueda tener el aspecto de la unión de muchas rutas,
es más que un recorrido donde practicar deporte. El Camino de Santiago es una
forma de vida, es un viaje donde salen a la luz infinidad de sensaciones; donde
tus sentimientos te traicionan; es un recorrido lleno de emociones, de
alegrías, de sufrimiento y de desfallecimientos; es una lucha contra el dolor.
Es un viaje de placeres; un viaje para compartir, para conocer lugares y personas;
un viaje para convivir con una enorme variedad de peregrinos, de ciudades, pueblos
y aldeas. Un viaje donde tus ojos se emborracharán de increíbles paisajes. Un
viaje para hacer amigos, para disfrutar de su gastronomía, para sufrir los
rigores del calor y el frío. Y también, un viaje para disfrutar de tu
bicicleta, de las carretera, los caminos, los senderos, las sendas y andaderos,
de las corredoiras gallegas; para alucinar bajando y sufrir subiendo. Por todo ésto,
el Camino de Santiago es más que una ruta.
Desde el descubrimiento de
la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el Camino de
Santiago se convirtió en la más importante ruta de peregrinación de la Europa
medieval. Las personas abandonaban sus hogares y, desde las puertas de sus
casas, se dirigían en peregrinación para venerar las reliquias del apóstol
Santiago el Mayor.
A partir del Año Jacobeo de
1993 resurge el deseo de peregrinar a Santiago. Se mezclan aspectos religiosos,
espirituales, deportivos, culturales, etc.; y se establecen distintos recorridos,
mejor o peor señalizados:
-
Camino Francés
-
Camino Aragonés
-
Camino Primitivo
-
Camino Vasco
-
Camino del Norte
-
La Vía de la Plata
-
Camino Sanabrés
-
Camino Portugués
-
Camino Catalán por San Juan de la Peña
-
Camino Baztanés
-
Camino Inglés
-
Camino de Levante
-
Camino de Madrid
-
Camino de San Salvador
Pero además, de muchos de
estos itinerarios (seguro que alguno se me olvida), existen distintas
variantes. Las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago de múltiples
localidades y Fundaciones se encargan del mantenimiento y de la difusión de sus
caminos. Yo opté por hacer el Camino Francés por ser el que mejor señalización
tiene y que mayores infraestructuras dispone. Por algo es el que mayor
concurrencia de peregrinos congrega.
Al haber pedaleado casi los
800 kilómetros que hay de Roncesvalles a Santiago puedo asegurar que el Camino de Santiago es un NEGOCIO. Está
estructurado de tal forma que el recorrido te va adentrando por pueblos y
aldeas en donde, muchas de las veces, su único atractivo es pasar por delante
de algún albergue o bar. Son variaciones del recorrido que están perfectamente
pensadas para que estos pueblos y aldeas subsistan, en parte, gracias a los
peregrinos. Y no hago este comentario como una crítica. Es una realidad.
También es cierto que a lo largo de todo tu camino debes de comer y dormir. Y
que los precios son muy accesibles. Además, dispones de multitud de
establecimientos para comprar tus comidas y hacértelas en los albergues.
Tal es la competencia que se
genera entre pueblos situados a ambos lados del trazado del camino, que en
algunos sitios te encuentras señales repintadas para hacerte pasar por sus
calles, desviándote del camino original e introduciéndote en él posteriormente.
Hay veces que no te importa hacerlo; otras, no te agrada tener que romper tu
ritmo para entrar en pequeños pueblos donde apenas ves personas por las calles.
Por eso, el Camino de Santiago es un NEGOCIO, es un
turismo nacional e internacional oculto. Los datos turísticos que aparecen en televisión se ajustan al
turismo de costa. Echando una ojeada en la Oficina de Acogida al Peregrino
puedo ver los Informes Estadísticos desde el año 2004. Tan solo en el año 2013,
se registraron en la Oficina de Santiago 215.880 peregrinos; y en el 2012,
192.488 peregrinos. Y como curiosidad, tan sólo en el mes de Mayo de 2015 se
contabilizaron 31.078 peregrinos que acudieron a la Oficina del peregrino en
Santiago.
Cierro el capítulo dedicado
al Camino diciendo que, sea cual sea el Camino de Santiago que se vaya a
realizar, lo único que nos proponen es un itinerario ajustado a diversos
intereses; modificado muchas veces por la creación de nuevos viales. Por eso,
cada persona va a realizar el camino que mejor se ajuste a su situación
personal. Cualquier camino es válido, se parta desde el lugar que sea. De
hecho, la Compostela te la entregan si validas tu Credencial habiendo realizado
un mínimo de 100 kilómetros andando o 200 en bicicleta o a caballo.
La única diferencia estriba
en el esfuerzo, en el sufrimiento, en el grado de superación que vas a exponer
a tu cuerpo. La diferencia está en el peso, en los kilómetros, en las
penosidades que vas a pasar hasta llegar a Santiago. Porque para evitar todas
estas cosas, el NEGOCIO también existe. Tienes empresas que te van trasladando
tu equipaje de pueblo en pueblo para que vayas andando sin peso. Otras, te
trasladan a ti, de pueblo en pueblo, como si fueras de excursión. Cualquier opción es válida para obtener la
Compostela, siempre y cuando cubras el kilometraje requerido y demostrado con
los sellos en tu Credencial.
El Camino está ahí para
disfrutarlo. El resto, depende de ti.
LAS SEÑALES:
Durante todo el Camino he
tenido dos compañeras inseparables: mi bicicleta y las señales. Cuando realizas
el Camino no entras en un “tubo” que te va dirigiendo a tu destino. A lo largo
de todo el recorrido te vas encontrando múltiples y variadas señales que te
indican por donde debes de ir.
Inicialmente, empecé a
seguirlo con los datos de mi gps, puesto que llevaba guardado el track de todo
el recorrido. Pero en el Camino Francés no es muy necesario tener que llevar
este tipo de ayuda. Tomé la decisión de bloquear el gps y que fuera grabando
las etapas con el mínimo consumo de baterías. Mientras tanto, entré en "el juego
de seguir las señales”. Reconozco que fue una forma de entretenimiento y medio
para no perder la concentración. Si dejaba de verlas era muy probable que me
hubiese salido del camino.
Los peregrinos que van
andando no tienen ese problema. Su ritmo es muy lento y difícilmente se les va
a pasar una señal. Pero cuando viajas en bicicleta, el paso junto a las señales
es muy rápido. Llega un momento en el que llegas a intuir donde van a estar
situadas y por donde discurre el camino. Pero es mejor visualizarla para evitar
equívocos.
La diversidad de señales es
enorme, como también lo son los lugares donde están ubicadas. Vas encontrándote
flechas pintadas en piedras, vallas, farolas, paredes, hitos, etc. Vas viendo vieiras
de bronce en el suelo, vieiras en azulejos en paredes, en hitos, en fachadas de
edificios, etc. Te encuentras hitos con puntos kilométricos con gran variedad
de señales. Señales de tráfico que te indican la continuidad del camino; placas
o paneles muy personalizados en pequeños pueblos. Aprendes a identificarlos, y
te asombra la gran variedad de ellas que forman parte del camino y que están
para ayudarte.
Cuento ésto porque considero
importante visualizar los perfiles de los trazados del camino para saber dónde
van a estar estos puntos y establecer las etapas en función de los kilómetros y
del estado físico de cada uno. La distancia de cada etapa y el número de ellas
vendrá condicionado por el estado de forma de cada ciclista, por las
condiciones meteorológicas y por la disponibilidad de los días para hacer el
Camino. En mi caso, cubrí todo el recorrido en nueve etapas.
LAS ETAPAS
Independientemente de lugar
donde se comience el Camino, todo el recorrido ha de hacerse por etapas. El
reparto de los kilómetros de cada etapa va estar supeditado a muchas
cuestiones.
Como no tenía experiencia en
este tipo de viajes, y dado que nunca había salido dos veces seguidas con la
bicicleta., quise ser prudente y mentalmente me hice un reparto matemático del
recorrido total y pensé que los casi 800 kilómetros podría cubrirlos en 11
etapas.
Para ello, fui buscando
información en libros, web y blog de personas con más experiencia. Vi que la
opción de las 11 etapas no iba muy mal enfocada. Las primeras etapas las
estructuré según las indicaciones de la Guía Bicigrino. Fui cauto y preferí
observar cómo reaccionaba mi cuerpo al exponerlo a muchos kilómetros cada día.
Cuando te das cuenta que
conforme van pasando los días tu cuerpo va respondiendo mejor y tu estado
físico va mejorando, tomas la decisión de dejarte llevar por el Camino y
finalizar cada etapa conforme a la hora del día y a tus intereses.
Cuando viajas solo el día
cunde mucho, máxime si madrugas bastante y empiezas pronto. Tú mismo vas
aventurándote a seguir pedaleando cuando observas que antes del mediodía has
cubierto el recorrido preestablecido por las guías y te encuentras en
localidades sin mucho interés turístico o cultural.
Dos puntos en todo el
recorrido me han condicionado a la hora de establecer en final y comienzo de la
siguiente etapa. Estos puntos corresponden a las “dos etapas reinas” de todo el
Camino Francés: Foncebadón y la Cruz del Ferro, y O’Cebreiro y el Alto del
Poio.
Por los kilómetros que fui
recorriendo en las respectivas etapas, tuve que tomar la determinación de
finalizar antes de las subidas, o hacerlo después de coronarlas. Como ya he
contado, opté por quitarme esas tachuelas en el mismo día y empezar la etapa
siguiente con un recorrido más favorable.
LOS ALBERGUES
Una de las cuestiones que
más dudas me crearon antes de salir de mi casa fue el lugar donde cada noche
tendría que dormir. Primero estaba el desconocimiento del sistema de
alojamiento en albergues, acompañado de la necesidad de que éstos dispusieran
de lugar seguro para guardar la bicicleta; y por último, que hubiera plaza para
cuando llegase.
Dentro de los alojamientos
que dispone cualquiera de los Caminos de Santiago se encuentran los albergues
(de peregrinos, parroquiales, municipales, privados), hostales y hoteles.
Incluso me hablaron de alojamientos particulares que ofrecen a los peregrinos.
Leí en muchas publicaciones
que los albergues dan preferencia a los peregrinos que llegan andando antes que
a los ciclistas. Esta cuestión me hizo buscar información sobre albergues que
tuvieran instalaciones para bicicletas y encontré la web de Bicigrino que
disponía de una Guía de Alojamientos y Servicios adaptada a peregrinos en
bicicleta. No hago este comentario con la intención de hacerles publicidad,
pero a mí me dio tranquilidad y me sirvió para conseguir albergues adaptados a
mis necesidades.
Antes de salir de viaje me imprimí
la mencionada guía y me guardé en el móvil los albergues que tienen
concertados. Además, me llevé la guía de Consumer-Eroski, mas adaptada a los
peregrinos que van andando, pero con una amplia relación de alojamientos.
Inclusive, descargué una app en el móvil que me ofrecía toda esta información y
muchas otras cosas de interés para el recorrido.
Antes de salir de mi casa
reservé el primer albergue en la Colegiata de Roncesvalles. Garanticé de esta
forma la cama de mi primera noche. El resto de los albergues los fui reservando
sobre la marcha. En las primeras etapas, y cuando había decidido hacer unos 20
o 30 kilómetros más, llamaba a uno de los albergues de la guía y reservaba
cama. Nunca me pusieron problemas en las reservas.
En la etapa que iba a
finalizar en Mansilla de las Mulas tuve el primer y único problema con la
reserva de cama. El albergue concertado ya estaba lleno y el municipal no
admitía reservas telefónicas. Al llegar, también estaba lleno y tuve que alojarme
en un hostal.
A partir de Sahagún,
empiezan a converger otros caminos en el Camino Francés. El número de
peregrinos es mayor y la reserva con poca antelación me hizo dormir en un
hostal. A partir de ese día, y siendo conocedor de como estaba respondiendo mi
cuerpo a las palizas diarias, decidí reservar alojamiento la noche anterior al
comienzo de cada etapa. Nunca más tuve problemas en los albergues.
Las calidades de los
albergues en los que me he hospedado me han encantado. No las esperaba. El
trato recibido, la convivencia con otros peregrinos, la limpieza, la decoración
y la tranquilidad distan mucho de todos los comentarios que había escuchado
antes de mi partida. Todos ellos estaban dotados de todo el menaje necesario en
sus cocinas, con zona de lavaderos para la ropa y espacio para tenderla. Algunos
disponían de lugar para lavar las bicicletas; otros tenían sus propios jardines
para relajarte.
Posiblemente, en los meses
de julio y agosto existan más problemas para alojarte por la gran masificación
de peregrinos. Pero mi experiencia ha sido altamente positiva.
EL EQUIPAJE
En la Introducción previa a las Etapas expuse una relación de
todo el material que preparé para llevarme de viaje. Todo estaba pensado para
aligerar el peso y transportar la menor carga posible. También comenté que,
tras realizar el Camino, valoraría si mi selección de ropa y material fue la correcta,
teniendo en cuenta que me ha hecho bastante calor y que no me ha llovido ningún
día.
Después de hacer un repaso a
todo lo que transporté, creo que supe seleccionar y gestionar el número de objetos
y pesos al máximo. En cuanto a la documentación creo que fue la correcta; tan
solo tuve que sacar algo más de dinero en León. Todas las guías fueron de
utilidad.
Sobre la ropa no llegué a
utilizar el pantalón largo ni el chaleco reflectante. Creo que fue un gran
acierto llevar solamente camisetas técnicas. Transpiran, secan muy rápido y no
necesitan planchado, además de pesar poquísimo. Las dos equipaciones ciclistas
fueron suficientes. El bañador fue importante y pude darme un baño en la
piscina de Belorado.
No llegué a utilizar la
almohada inflable. Todos los albergues disponían de almohadas. Tampoco llegue a
utilizar la esterilla de espuma. No obstante, no me deshice de ella y la transporté
durante todo el viaje. La ubiqué de tal forma que, haciendo uso de los dos
pulpos, creé un bloque con las alforjas y evité que éstas pudieran desplazarse hacia
delante y llegaran a provocar que chocara contra ellas con los talones.
Del resto de la relación que
describí en la introducción llegué a utilizar todo. Excepto el contenido de la
bolsa de herramientas (por suerte). Así que, solamente puedo pensar que tuve
suerte. Opté por un equipaje muy reducido y me hizo muy buen tiempo. La
posibilidad de poder lavarte la ropa en los albergues facilita mucho la
reducción de ropa. Y si las inclemencias meteorológicas se hubieran vuelto
adversas, tenía la posibilidad de hacer uso de lavadoras y secadoras (bajo
pago).
LA BICICLETA
Mi eterna compañera. Mi muro
de lamentaciones y testigo de sufrimientos y alegrías. No puedo poner un solo
pero en su respuesta sobre el terreno. Ni un solo pinchazo y ni un solo problema
mecánico durante las nueve etapas sin lluvias y con excesivo calor. Tan solo el
percance inicial en Pamplona por la mala instalación del portaobjetos, que pude
solucionar antes de empezar el Camino.
La Guía de Alojamientos y
Servicios de Bicigrino facilita una relación de talleres a lo largo de todo el
camino. Es muy importante tenerlo en cuenta porque nunca sabes cuándo vas a
necesitar acudir a alguno de ellos.
Me ha sorprendido conocer ciclistas
durante el camino que carecían del más mínimo conocimiento mecánico y que, como
mucho, sabían arreglar un pinchazo. Dada la longitud del Camino, pueden variar
las condiciones meteorológicas. Y si una avería puede surgir en cualquier
momento, en condiciones adversas es más fácil sufrirlas. Aún recuerdo a los dos
ciclistas maños que llegaron andando a Santiago con la cadena en la mano y que
me comentaron que “nunca habían pensado que una cadena pudiera romperse”. También
recuerdo, cuando se la reparé, que no me manché las manos (incomprensible en una
cadena).
Antes de iniciar el viaje,
revisé y preparé la bicicleta. Al finalizar cada una de las etapas, entre mis
rutinas sagradas estaba la limpieza y engrase de la bicicleta. Le di la misma
importancia que al lavado de mi ropa, a los estiramientos o a la reconfortante
ducha. Sin la bicicleta, no hay camino. Es necesario dedicarle un rato cada
día; y, de vez en cuando, revisar toda la tornillería.
ESTADISTICA
No puedo finalizar mis conclusiones
sin hacer mención a los datos finales que me ha proporcionado el gps. Es la estadística
de todo mi camino. Son los datos diarios de cada etapa. Es el resultado de mi
esfuerzo.
Por eso, los he recopilado
en una tabla donde, como resumen final, comprobé que he recorrido un total de
798,10 kilómetros en los nueve días que ha durado el viaje. También me dicen
los números que he conseguido superar un desnivel positivo de 11.562 metros y
un desnivel negativo de 11.991 metros.
******************************
Finalizo estas conclusiones,
y por lo tanto el contenido de este blog, con la esperanza de que haya podido
transmitir todas las sensaciones, emociones y vivencias que antes, durante y
después de realizar el camino, pude sentir.
Si alguna vez vuelvo a realizar
un viaje de estas características, sé que nunca podrá ser igual a éste. Me lo
tomaría con más calma, con más seguridad; sabría como y cuando albergarme. No tendría tantas dudas a la hora de los
preparativos previos. Y dudo que las emociones me desbordasen como lo han hecho
en este viaje.
Es el gran recuerdo que me
llevo. El haber disfrutado cada minuto. El haber conocido a gente maravillosa.
El haber rodado por lugares increíbles; por Comunidades, Provincias, Ciudades,
pueblos y aldeas; por caminos, senderos, sendas y andaderos, por las
corredoiras gallegas, por caminos donde no llegan los rayos del sol; por
tremendas subidas y vertiginosos descensos. El haber convivido con otros
peregrinos, tanto caminantes como ciclistas. El haber comprobado la facilidad
con la que se entabla una conversación. El haber percibido alegrías, emociones
y sentimientos encontrados. El haber reído y el haber llorado.
Éste ha sido MI CAMINO.
Así lo he vivido, y así lo he
contado
Muy buen relato, (viaje un poco por esos lugares) saqué algunos datos de tu viaje que seguro me ayudarán junto con la guía del Bicigrino.. intento hacer el viaje en Mayo del 2016 desde S.Jean Pie de Port a Santiago ..empleando más días , haciendo unos 50 -60 km por día, y el 1ª día solo llegar a Roncesvalles.
ResponderEliminarMuchas Gracias !! y que ya estés planeando otro camino!! Mabel de Bahia Blanca Argentina
Me alegro que la información que publiqué te haya servido de ayuda. Ojalá puedas culminar el próximo año tu Camino. Con respecto a la posibliidad de volver a hacer el Camino, ya le estoy dando vueltas. Es una gran experiencia, y cuando lo finalizas, sabes que volverás. Saludos.
ResponderEliminarMe lo he leído todo. Muy chulo, bien contado, entretenido y ameno. Gracias por compartir tu experiencia.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia! además de entretenido y emocionante, da una idea muy clara de lo que se puede esperar. Que buen relato!
ResponderEliminarGracias Ana, espero que te haya servido lo publicado.
EliminarEnhorabuena por el Camino y muy bien contado, esta muy interesante todo el recorrido, yo también espero realizarlo alguna vez, tendré que prepararme para ello. Gracias por tu relato
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por contarnos tu Camino, muy interesante y agradable en la lectura, yo también tengo muchas ganas de hacerlo pero antes tendré que prepararme bastante para lanzarme a la carretera, creo que es una gran experiencia física y mental el realizarlo.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias por tu relato tan detallado en todos los sentidos, en Abril empezaré el mío y tu blog ayuda y mucho. Un saludo y gracias. Oscar Madrid.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me alegra saber que todo aquello que viví puede ayudar a otras personas. Mucha suerte Oscar. Disfrútalo. BUEN CAMINO
EliminarMuchas gracias por habernos hecho partícipes de Tu Camino. Magnífico relato, muy bien extructurado y contado. As hecho que me replantee retornar Mi Camino allí donde lo dejé (Burgos).
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Ismael Carlos
Pues me alegro de ello. Merece la pena acabarlo. Mucha suerte y buen camino.
EliminarMuy bonito blog, enhorabuena. También decirte que me ha llamado la atención lo bien que está escrito, muchas veces leo cosas tan mal redactadas a nivel sintáctico y ortográfico que me alegro de lo bien que tú lo haces. Además de quedar bien hecho, facilita la lectura y facilita llegar realmente al lector.
ResponderEliminarEn unos días empezaré mi tercer Camino desde Frómista en bici. La primera vez que lo hice fue con mis padres y mi hermano en el año 1999 (en casa siempre hicimos deporte). Repetí con mi marido hace ocho años y el día 23 de Agosto vuelvo con él y para mí será la tercera vez. Quizá algún día lo hagamos desde más atrás, de ser así arrancaríamos de Saint Jean de Pied de Port. Para ello necesitaríamos más días de vacaciones en el trabajo...
Pues eso, que me ha encantado tu historia con todas las fotos, datos, perfiles... Me ha servido, sobre todo para disfrutar y para ir calentando motores.
Muchas gracias y un saludo.