ETAPA 7

05 de Junio de 2015

ETAPA 7

MOLINASECA - TRIACASTELA

94,60 Km.


El éxito es conseguir lo que quieres y 
la felicidad es querer lo que obtienes





Es de noche, 5:00 de la mañana, los mochileros madrugan mucho. Hay ruido por las habitaciones. Prefiero esperar acostado un rato más aunque no duerma. Noto el cuerpo demasiado entumecido, tengo que estirar un poco para despertarle. Hoy le va a tocar subir el "ultimo puerto de categoría especial". Un buen desayuno y dos cafés terminan de espabilarme. Me reúno con Paco, Javi y Pedro y empezamos  a montar las alforjas en las bicicletas. Ellos van a lavar primero las bicis. Quedamos en el albergue de Triacastela e iniciamos la ruta por separado.


LA RUTA:

El día amanece fresco, pero seguro que en pocos kilómetros me sobrará la chaqueta. Son las 07:15 horas y arranca mi séptimo día. Un perfil favorecedor por el Valle del Bierzo me acompaña durante los primeros kilómetros y aprovecho para calentar las piernas. Pronto llego a Ponferrada, y tras recorrer y subir por sus calles me planto frente al Castillo de los Templarios.









Lo bordeo, entro en el casco antiguo y las señales diferencian la zona para salir con bicicleta y para salir andando. Sigo bordeándolo y bajo hasta el puente sobre el río Sil. Un par de fotos y sigo mi recorrido.





Río Sil (Ponferrada)

Salgo de la ciudad y la continuidad de pequeños pueblos me hacen echar en falta la tierra, los caminos. Por fín piso tierra. El perfil de la etapa es muy favorable, parece llano. A la salida de un pueblo una placa informativa me hace sonreir, ¡qué poco me falta para llegar a Santiago!





Hay momentos en los que el camino se convierte en falsos llanos porque te das cuenta que no puedes dejar de pedalear. , pero no son las 09:30 y llego a uno de los pueblos más bonitos del día, Villafranca del Bierzo:








Este lugar necesita dedicarle más tiempo. Hay muchas cosas que ver, Creo que volveré en otro momento con la familia. Dada la hora que es, decido volver a desayunar. Reanudo la marcha y salgo del pueblo atravesando un puente y circulando por la carretera. Muy pronto entro en un andadero pegado a la carretera N-VI pero separado por un muro. Adelantando con cuidado a los peregrinos, voy pasando por pequeños pueblos escondidos entre el bosque, con olor a madera y muy concurridos de peregrinos. Entre ellos, Trabadelo, donde paro para tomar una foto y mandársela a mi amigo Alfredo;  aprovecho también para sellar mi Credencial.






Tras alejarme de la N-VI, el camino me lleva a pedalear por una pequeña carretera que me regala unos preciosos paisajes y me anticipa lo que va a llegar en pocos kilómetros. El terreno se va empinando poco a poco. Voy pasando por pequeños pero bonitos pueblos: La Portela, Ambasmestas, Ruitelán, hasta llegar a Las Herrería de Valcarce. Me detendo junto a una fabulosa fuente en la sombra y al lado de un arroyo. Solamente la humedad ya refesca. Hace bastante calor y son poco más de las 11:30. Repongo agua, tomo alimentos energéticos y me dispongo a empezar a subir.


Las Herrerías

Vuelvo a subirme en la bici y muy pronto tengo que acomodar el pedaleo porque empiezo a ascender. El paisaje es un espectáculo. La lenta velocidad me permite deleitarme con el camino, con el bosque, con los valles. El ruido de los arroyos y y de los pequeños saltos de agua que salen de los márgenes del camino me acompañan. El plato pequeño ya va caliente. Hoy va a trabajar bastante.




Bifurcación para caminantes y ciclistas




El ascenso es muy lento, pero se me va haciendo más pesado cuando salgo de la zona sombría y dejo atrás los árboles. Noto como las ruedas se clavan en el suelo. No me quedan más desarrollo y mentalmente ya no hay recursos para evadirme o ayudas para empujarme. He de parar varias veces. El calor es agotador. Para colmo, subo hasta el pequeño pueblo de La Faba y tras ser aconsejado por los lugareños que los 4,5 kilómetros que restan de ascensión se realizan por un malísimo sendero para bicicletas, y que si entro por él iré empujando constantemente.


Me lo ponen muy fácil. Me doy la vuelta y bajo hasta el cruce para tomar el sentido a Las Lagunas.






Hay momentos durante la ascensión en los que tomo la decisión de ir caminando puesto que a la velocidad que iba me alcanzaban los peregrinos. Por debajo de los 5 km/h toca andar. Muy lentamente llego hasta Las Lagunas. Parece que cuando vez edificaciones cercanas el cuerpo saca fuerzas de donde no las hay. Veo una alberca con un gran caño de agua. Necesito reponer agua y refrescarme. Pero, rápidamente, me doy cuenta que no soy el único en pasar calor. Una aldeana se aproxima con sus dos vacas. Van a beber a la alberca. Les tiro una foto que me llevo con cariño. Pero tras beber la primera vaca, se planta delante de la bici esperando que la retira. Cuando lo hago, continua su lento caminar. Impresionante momento. Un gran recuerdo.


La Laguna

Vuelvo a pedalear con el recuerdo de las vacas. Falta muy poco. La bici lo sabe y me ayuda a subir. Veo las edificaciones, a los turistas y a los peregrinos. He llegado a O'Cebreiro. Ya estoy en Galicia






Me fotografío con turistas extranjeros, les hace ilusión ver a peregrinos andando y otros en bicicleta. Descanso un poco y como alguna barrita. Veo que las señales me hacen entrar al pueblo, pero el camino sigue ascendiendo. Opto por no entrar y seguir subiendo. ¡¡¡ERROR!!!


Sigo subiendo por la carretera en busca del Alto del Poio, lugar donde acaba todo el calvario. Llego a la cota más alta del camino y saco algunas fotografías para llevármelas de recuerdo. Las vistas son fantásticas.





Durante los kilómetros que llevo recorridos, el Camino me ha hecho adentrarme por muchos pueblos cuyo único fin era pasar junto a albergues, bares o pequeñas iglesias, para volver a sacarme de nuevo al camino. Hay un momento en el que percibes el interés turístico de las señales. Y hoy, que tomo la decisión de no entrar en el pueblo y no hacer caso a las señales, "el Camino toma su represalia y me castiga con una paliza de regalo".

Después de las fotos, empiezo a descender hasta coger una velocidad que hace que me desplace hacia las alforjas. El desnivel en su alto, las curvas se suceden, pero ya no veo peregrinos ni señales. La carretera empieza a estrecharse; el firme cada vez es pero, Cuando quiero darme cuenta, la carretera se convierte en un estrecho camino que me introduce en una despoblada aldea, salvo un grupo de perros que se asustaron más que yo. Era fácil entender que ¡¡ME HABÍA PERDIDO!!.

Abro el gps y el indico que me lleve hacia Hospital de la Condesa. De una nave salen dos personas y la mujer me indica como salir de esa aldea. Me hace ver que es bastante sencillo, que hay indicaciones, y que es bastante llano. A esa galleguiña la recordaré durante mucho tiempo. Para salir de ese profundo valle, tengo que subir un pequeño puerto por una estrecha carretera, ayudándome del gps.






Mi error me ha supuesto alargar el kilometraje de la etapa y exponer a mi cuerpo a un sobre-esfuerzo. Pero cuando vas solo eres tú el que tomas las decisiones, para bien o para mal. 




Salgo, por fin, a la carretera y paso por Hospital de la Condesa. Por el arcén sigo ascendiendo hasta llegar al final de esta pesadilla de día, El Alto del Poio. Son las 15:40 horas. Han pasado tres horas desde que empecé a ascender desde Las Herrerías




Como todo esfuerzo tiene su recompensa, me dejo caer por la carretera camino del final de la etapa. La bajada no tiene tanto riesgo como la de Foncebadón. Es rápida y se me hace corta. antes de llegar a Triacastela, me sorprende ver regresando del pueblo a Pedro, Javi y Paco. Les han indicado que el albergue está en el desvío donde yo he parado a esperarles. Nos metemos por una pequeña carretera y salimos a un valle donde hay unas casas rurales. Pero no está ahí nuestro albergue. Hay que volver a entrar al pueblo. Hoy es el día de las equivocaciones: La Faba, O'Cebreiro y ahora el albergue. 


Albergue A Horta de Abel (Triacastela)



Llegamos al Albergue A Horta de Abel. El lugar es una preciosidad. Muy rural y nuevo. Nos alojamos y decidimos darle a la encargada toda la ropa que llevamos sucia. Hoy hemos empapado mucha roda y ya es tarde. Nos la lavará a los cuatro. Mientras tanto, nos vamos a comer a un restaurante cercano. Son las 17:15 y tienen la cocina abierta. Un buen menú de caldo gallego, pulpo con cachelos y queso de O'Cebreiro con miel nos recupera y hace olvidar el gran esfuerzo del día de hoy. 





Compramos algo de cena en una tienda cercana y, cuando regresamos al albergue, toda nuestra ropa está seca y doblada. Una maravilla. El jardín exterior del albergue invita a confraternizar con el resto de los peregrinos. Hemos decidido reservar albergue para los cuatro en Melide. Si todo va bien, en dos días estaremos en Santiago.

Llevo siete días recorriendo en solitario el Camino. Viviendo el ambiente antes, durante y después de cada etapa. Ahora quiero tener la experiencia de hacerlo en grupo. Y que mejor compañía que la de Paco, Javi y Pedro. Muy buenas ruedas para compartir el camino y mejor compañía. Se lo planteo y directamente empezamos a hacer planes. Cenamos juntos y compartimos habitación con una parejita de Barcelona. Acordamos que nos levantaremos a las 06:00. Ahora toca descansar. Ha sido un día muy intenso, mucho esfuerzo y mucho tiempo pedaleando. Como todos los días, dedico un rato para contactar con la familia por Facebook, Ya se ha convertido en costumbre. Apagamos las luces. Otro día para el recuerdo.


FACEBOOK:


De nada vale planificar el siguiente día. El Camino te da y el Camino te quita, y tú no vas a poder hacer nada para evitarlo.

Hoy viernes hace siete días que empecé a pedalear en Roncesvalles, y ocho desde que salí de casa. Y reconozco que echo de menos a mis tres soles. Las quiero. Pero mentiría si dijera que no estoy disfrutando. Pero ya queda menos para llegar a Santiago, y para verlas y besarlas.

Los días se hacen muy cortos. No tengo ni tiempo para ver qué pasa en el mundo. Reconozco que he desconectado completamente. Solo los ratos que logro conectarme me devuelven a la realidad.

Cada día empezamos más pronto. A las 5 los peregrinos se levantan, y yo con ellos. Aún así, hoy he salido a las 7:15. Varios días llevo coincidiendo en los albergues con tres chavales de Villarreal y hemos acabado por reservar siempre en los mismos sitios, aunque yo viajo por mi cuenta.

Hay varias rutinas diarias que no perdono. Cuando me levanto abro el teléfono y recargo mis fuerzas con todos los comentarios. Muchos de ellos, desde los confines del mundo. Y las rutinas sagradas son a la llegada. Lo primero, limpiar y engrasar mi bici. Segundo, estirar. Tercero, ducha. Y cuarto, hacer la colada.

He descubierto que la mejor cama de los albergues es la que está más cerca de un enchufe. Es fundamental recargar teléfonos, baterías, etc. Y no hay enchufes para todos. 

Empecé hablando sobre la planificación de las etapas y quería terminar hoy pronto. Pues el Camino ha decidido tenerme más tiempo enganchado.
Dos localidades me han encantado, Ponferrada y Villafranca del Bierzo (que preciosidad). Muchos pueblecitos tienen su encanto, pero si tuviera que estar parando en todos, hubiese sido mejor hacer el Camino andando. 

Pero hoy, era la etapa reina de esta aventura. La subida a O Cebreiro. Dejo una foto de una maravillosa fuente antes de empezar a subir. Ha sido tan exigente, tan duro, y tan largo que parte de mi peso se lo ha quedado esta subida. No escatimo una fuente, una alberca, o cualquier medio que me proporcione agua fría para recargar y renovar las dos botellas. He colgado algunas fotos de la subida pero no creo que lleguen a transmitir la belleza de este lugar, ni el gran esfuerzo que supone hacerlo con una bicicleta cargada de peso. Eso sí, el trinar de los pájaros y el sonido de arroyos y manantiales me acompañan en la subida.

Es curioso cómo va cambiando el paisaje conforme se asciende. Hay un momento en el que levanto la vista del suelo y los árboles han desaparecido. En invierno, toda esta zona está nevada.

Un par de fotos en la llegada y como ya estoy cansado de entrar en pueblecitos para volver a salir, decido continuar subiendo por la carreterilla. ERROR.
Tras una espeluznante bajada, esa carreterilla se va estrechando y empeorando. Como resultado, acabo en el fondo de un precioso valle dentro de la Galicia profunda. Descubro que los gallegos tienen una métrica y unas proporciones muy distintas a las mías. Lo que es "todo llanito y un poquiño de subida", se convierte en un estrecho y largo puerto. Para un labriego "70 u 80 metros", son 500 metros reales para salir de este "regalito" que me tenía preparado Galicia. Con la ayuda del GPS vuelvo al Camino y con más subidas y más rapidísimas bajadas llegué a Triacastela. Dejo una foto del albergue. Genial y precioso. Una estupenda comida a la gallega, a las cinco y media de la tarde con mis compañeros de albergue, nos sirve para recuperar
casi todas las fuerzas perdidas.

Mañana espera otro madrugón y otra durilla etapa. Dependiendo de cómo se dé, ya sabré cuando llegaré a Santiago.




FACEBOOK: GRUPO BICIGRINO


Otra etapa muy parecida a la de Foncebadón, aunque por lo vivido, mucho mas dura. Hoy la etapa ha sido: Molinaseca-Triacastela, 90 km.

La gran mayoría de los pueblos por los que he pasado tienen poco movimiento de gente y un cierto parecido entre ellos. Me ha sorprendido Ponferrada y, sobre todo, Villafranca del Bierzo. Tomo nota para visitarlos con mas calma. Si tuviera que parar en tantos lugares con encanto y fotografiarlos, hubiese sido mejor hacerlo andando.

Pero para no dejar para el inicio de la siguiente etapa, decido quitarme la subida a O Cebreiro.

No escatimo ni una fuente o alberca de agua potable. Las hay espectaculares. Recargo y renuevo los dos bidones, y hasta el momento no he notado falta de agua.

El problema de hoy es la temperatura. Fresquito hasta Las Herrerias, lugar donde empieza la subida. Y luego calor, mucho calor. Por eso dejo una curiosa foto en la que ve que no solo nos afecta el calor a nosotros.

Reconozco que la ascensión se me ha atragantado un poco. No es lo mismo hacerlo sin peso que con todo lo que llevamos. Pero lo importante es llegar, lo hagas como lo hagas. Por eso dejo una foto en O Cebreiro, como recuerdo de la paliza de hoy.

Finalizo la etapa en Triacastela tras una rapídisima bajada, después de haber subido el Puerto del Poio.

Me he alojado en un albergue precioso: La horta de Abel. Muy bonito y nuevo. Dejo la tercera y ultima foto.

Dura, muy exigente la etapa de hoy. Pero me llevo grandes imágenes y mejores recuerdos.

.



DATOS DE LA ETAPA


Total kilómetros: 94,60
Tiempo total invertido: 09:09:52
Tiempo en movimiento: 07:13:54 
Tiempo detenido: 01:55:58
Velocidad media en movimiento: 13,10 km/h
Velocidad máxima: 52 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 1886 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 1779 m.
Altitud máxima: 1341 m.
Altitud mínima: 486 m.








PERFIL ALTIMÉTRICO





PLANO DE LA ETAPA




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